Sí, hoy es el día en el que toca hablar de los vampiritos... (y de los lobitos, por supuesto). Ummm... ¿por qué he comenzado con ese intenso sarcasmo a modo de diminutivo? Pues sinceramente, por nada en especial. Tal vez porque la saga CREPÚSCULO se ha convertido en objeto de burla para muchos aficionados al cine debido a su 'frikismo', a su peculiar sentido de lo vampírico y a una historia de amor incondicional que sólo parece casar con un público adolescente ávido de pasión incandescente.
Sí, este primer párrafo sea quizás lo que esperáis leer de una amante del séptimo arte. Pero los que ya me vais conociendo a través de cada post de LA ESTANTERÍA DE MJ sabréis que, en muchas ocasiones, (no siempre) me alejo de prejuicios para introducirme de lleno en lo que realmente he ido a ver: una película de puro entretenimiento, de seres fantásticos y de leyenda y, sobre todo, de un film en el que no me voy a poner a analizar si se trata de un peliculón o no. Simplemente lo voy a disfrutar (o no). Aunque en mi caso fue un sí. Y lo digo bien alto: ¡disfruté viendo AMANECER!
"El tiempo que quiero estar
junto a ti no se puede medir.
Empecemos con
un para siempre".
Frase de Edward a Bella.
¿Acaso es algo malo divertirse viendo esta película si no tienes entre 12 y 18 años? Sinceramente, no me importa lo más mínimo la respuesta. No soy, ni mucho menos, una fan de esta saga. Ni me he leído los libros ni he visto varias veces cada película. De Harry Potter, en cambio, sí lo soy. Pero no puedo evitar pasármelo bien con la cara de agonía continua (en todas las pelis de la saga) de Bella, la palidez extrema de Edward, Jacob y sus camisetas que van y vienen (aunque en ésta sólo se la ha quitado una vez), los toques de humor 'chisposo' del padre de Bella, la protectora y distinguida familia vampira encabezada por Carlyle, la encantadora Alice, los frondosos bosques de Forks, etcétera.
Y a esta última, AMANECER, le añaden varios ingredientes para que nos divirtamos aún más: una luna de miel en una isla de Brasil para disfrute íntegro de la parejita, un embarazo express, un vaso de sangre haciendo las funciones de una lata de coca-cola, una cesárea algo extraña (no es que haya visto nunca una en directo pero me imagino que no será así), y por supuesto, mucho, muchísimo amor.
En definitiva, que no vamos a decir que sea buena esta cuarta (y penúltima película) de la saga CREPÚSCULO pero, al menos, nos ha hecho pasar un buen rato. (Aunque a los fóbicos de la sangre, no tanto...). Y esperamos con impaciencia el desenlace final para el año que viene.
PD: Quedaos un poquito más allá de los títulos de crédito porque aparecen los carismáticos Vulturis para decirnos algo.
¡Hasta la próxima ESTANTERÍA!
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