No voy a hacer un post especial cada vez que cumplo un mes más con LA ESTANTERÍA DE MJ pero sí que haré mención a que hoy este blog cumple 2 meses y que estoy realmente contenta porque me gusta cada día más escribir aquí mis historias sobre cine, libros, viajes, televisión, música... y cultura y ocio en general, porque al final es eso: como unos estantes repletos de cosas en las que, aparte de pelis, novelas y álbumes de fotos, te puedes encontrar de todo un poco.
Y para los que me seguís aguantando desde el primer día, para los que me leéis de vez en cuando o sólo cuando no tenéis otra cosa mejor que hacer, para los que os acabáis de incorporar a LA ESTANTERÍA o incluso para los que algún día me leísteis y un día decidisteis no hacerlo más (que puede haberlos, por supuesto), hoy os dedico mi post, aunque a estas alturas del párrafo (¡que ya es el segundo!) aún no sé de que va a tratar. Pero os prometo que se me ocurrirá sobre la marcha ya que me gusta demasiado la improvisación en esto de la escritura.
¡Ya se me ha ocurrido! Si seguimos a la lógica, hoy debería seguir hablando sobre mi viaje al norte, pues me dejé Asturias para otro día con el objetivo de no hacer el post tan largo y porque de verdad pienso que esta tierra merece un post entero para ella sola. Pero precisamente por esto último no voy a dedicarlo hoy a hablar de escapadas, pues de momento ya he ocupado dos párrafos en otros asuntos. Así que hoy volveré a comentar uno de mis temas favoritos: ¡las series de televisión! Esta semana estoy pesadita con este tema pero prometo que a partir de mañana o pasado ya os hartaréis otra vez de cine porque pienso adentrarme en el mundo de los estrenos de cartelera de este fin de semana y luego hacer las críticas que éstas merezcan -a mi parecer-.
Creo que ya le toca el turno a la serie de hoy, y es nada más y nada menos que... ¡CUÉNTAME CÓMO PASÓ! Y perdonad por las exclamaciones, que no le han cambiado el título ni nada de eso ni le han añadido signos de exclamación. Soy yo, que la emoción me embarga ante la vuelta de esta eterna serie de la televisión, que parece que siempre va a ser ésta la última temporada pero nunca llega a su fin, y yo encantada, ¿eh? Creo que a este paso llegarán hasta el tercer Milenio y podremos conocer al fin al pequeño Carlitos (ahora todo un hombre) como el cincuentón que nos narra siempre la serie (que como todos sabemos es la voz del actor Carlos Hipólito).
Esta serie no gusta a todo el mundo, pero como todo (y perdonad que repita el 'todo') en esta vida. Yo soy del grupo de los que sí la ven. Y desde la primera temporada. He visto crecer al pequeño de los hijos, conocí a la antigua Inés (la hija mayor), que ahora ha pasado a interpretarla otra actriz (no sé aún por qué. Me informaré); disfruté con los líos políticos en los que se metía Toni, el hijo mediano; he visto adelgazar a la abuela Herminia (en las primeras temporadas estaba más entradita en carnes); pero sobre todo, he visto la gran evolución del mítico matrimonio Alcántara. Antonio y Mercedes han pasado de ser una pareja humilde con hijos que provenía de un pequeño pueblecito de Albacete y llega a la gran ciudad a trabajar él en el gobierno del mismísmo de Adolfo Suárez; y ella de ser una ama de casa tradicional a una mujer independiente, con estudios, dueña de un negocio de moda, etcétera.
Supongo que los guionistas de la serie han querido mostrar cómo en esa época ya empezaba a haber personas hechas a sí mismas, que podían luchar, con mucho trabajo y suerte, por supuesto, para lograr la ascensión social, sin necesidad de ser buena familia y tener un árbol genealógico que les avalase. Lo que ocurre es que, claro, yo que he visto toda la serie (aunque reconozco que de algunas temporadas tengo algún capítulo que otro que me he llegado a perder) y pienso: ¡qué fantástico que Antonio Alcántara haya llegado a tanto! Si hasta Suárez asiste a la Comunión de su hija pequeña (tarde, pero asiste) y, por cierto, como no hay nadie ya cuando llega al banquete, la abuela se pone a hablar con él tranquilamente sobre la nieta que se ha escapado porque no podía soportar tanta presión en el día de su Primera Comunión y han ido todos a buscarla, además de aprovechar para recomendar a su yerno ¡como futuro director de RTVE! La verdad es que no di crédito a lo que mis ojos veían y lo que mis oídos escuchaban. No he escrito este post para hacer una crítica negativa de la serie, ni mucho menos. Todo lo contrario. Ya he mostrado antes mi emoción porque ha empezado la nueva temporada. Pero creo que aquí no me equivoco diciendo que ¡a los guionistas de la serie se les ha ido la pinza!
Bueno, como siempre me he ido por los cerros. He de dejar claro que la serie me parece de lo mejorcito de la televisión porque narra, de una forma entretenida y entrañable a la vez, la historia de nuestro país a través de la vida de una familia; algo que, hablando en nombre de la gente de mi edad, que nacimos en los 80 pero que muchas veces no somos conscientes de todo lo que ocurrió antes de que viniéramos al mundo, nos viene muy bien para conocer aquello y entender mucho mejor el mundo que ahora mismo nos rodea, y lo que es más bonito y cercano, adentrarnos en la forma de vida que tuvieron nuestros padres, abuelos o tíos. Quizás suene a palabras bonitas y sin sustancia todo lo que acabo de decir pero creo que es exactamente la clave del éxito de esta serie de televisión. Pero también les pido a los respondables de CUÉNTAME que no se dejen contagiar por la cada vez más extendida 'enfermedad' que han padecido otras producciones televisivas, cuyas últimas temporadas han terminado dejando mucho que desear. Confío en que éste no sea su caso. :)
Os dejo con una foto de la serie, algo antigua, pero que me gusta mucho porque están dentro de un televisor antiguo.
¡Hasta el próximo estante!
No hay comentarios:
Publicar un comentario