sábado, 1 de octubre de 2011

LARRY CROWNE: Películas happies, sí, gracias.

Me gusta mucho escribir posts, así que me apasiona aún más cuando comento una película que ha sido de mi agrado y que, por lo tanto, es susceptible de ser colocada en mi estantería. 

¿Os acordáis de aquel post que escribí el año pasado en el que hablaba de aquellos films que hacían la vida más dulce? No creo que la mayoría lo recordéis porque tendríais una memoria que no es de este mundo así que podéis verlo pinchando en las letras que están en otro color si os apetece. Pero luego volvéis a este post, ¿eh? 

Pues bien, volviendo a lo que estamos, hay una comedia que podemos añadirla a esta lista, y es LARRY CROWNE. NUNCA ES TARDE, la nueva peli dirigida por Tom Hanks (hacía 15 años que no volvía a ponerse tras las cámaras. Recordemos su antecesora, THE WONDERS). Interpretada por él mismo y por la novia de América, Julia Roberts, nos pone al principio del metraje en una situación de lo más actual: el de una persona de cincuenta años que se queda en paro tras toda una vida dándolo todo por una empresa. En el caso del protagonista de la peli, el motivo que le ponen para invitarle a salir de los grandes almacenes para los que trabaja, es su carencia de estudios superiores -lo que le hace imposible un futuro ascenso. Nuestro recién despedido, lejos de hundirse ante la mísera existencia que le espera (sin trabajo, separado, con una hipoteca a la que no puede hacer frente, etcéra) reemprende las riendas de su vida matriculándose en la universidad y conociendo allí a unos estupendos compañeros a quienes dobla la edad (yo diría que más), a una atractiva profesora que le enseña el poder de una buena oratoria y a un genuino catedrático de economía asiático, enemigo de los teléfonos móviles. 

En definitiva, unos nuevos retos y un nuevo camino que volver a tomar, todo ello redondeado con un nuevo encuentro con el amor: el de la bella profesora, quien se supone que lo tiene todo para ser feliz (un buen empleo, un marido y una bonita casa en Los Ángeles) pero cuya motivación personal y profesional va en declive hasta que aparece este peculiar y entrañable alumno en sus clases (metafóricamente, al comienzo del film ella está a punto de suspender su clase porque solo hay nueve personas y tiene que haber un mínimo de diez para impartirla. Sin embargo, pocos segundos después llega él, y entonces tiene que dar la clase, algo que cambiará su vida por completo). 

¡Qué bonito todo!, ¿no? Sí, y tal vez poco realista con las circunstancias sociales y económicas actuales. Pero precisamente por eso me gustó la película. Y diréis, ¿te gustó porque es irreal e ingenua? Pues no exactamente. Me agradó, me hizo reír y me hizo ver las cosas de un modo más optimista. Está claro que la vida no puede ser exactamente como en una película, y que de repente no puedes conocer a unos compañeros de clase que tienen 30 años menos que tú y te integren en su grupo, te cambien el peinado, la decoración de tu casa y te hagan ser el líder de la manada (esta palabra me suena muy a 'Resacón en las Vegas')... Y tampoco que perder un trabajo traiga como resultado encontrar el amor a la vuelta de la esquina y que todo el mundo que te rodea quiera ayudarte a que tu vida vuelva a ser de color de rosa. No, quizás todo junto, no... Pero ¿por qué no paso a paso y con un poco más de paciencia? Así que películas happies como ésta... sí, gracias. ¡Hacen mucho bien! Que ya tenemos bastante con encender la televisión y ver las noticias. 

Y saliendo del análisis del argumento, reconozco que no creí demasiado en un principio en la química Roberts-Hanks, y no es que hayan sido como Katherine Hepburn y Spencer Tracy en 'La costilla de Adán' o la propia Julia y Richard Gere en 'Pretty Woman' pero, en los pequeños ratos que los vemos juntos (que ¡ojo! no son demasiados) salen del paso, y con nota, especialmente porque son ellos mismos (y no necesitan hacer nada especial para gustar al espectador) y porque el guión, realizado por Tom (¿a que llamándolo así parece un conocido cualquiera?) junto a Nia Vardalos ('Mi gran boda griega') da lugar a momentos simpáticos, ingeniosos, e incluso invitan -sin escatimar- a la carcajada (algo que, sinceramente, no esperaba). 

Conclusión: un film sencillo y apetecible en los tiempos que corren. (No esperéis mucho más... aunque a mi me basta y me sobra). 

¡Hasta la próxima ESTANTERÍA!








No hay comentarios:

Publicar un comentario