miércoles, 22 de septiembre de 2010

MOSAICO DE VIAJES (II). ROMA

Antes de irme a dormir quiero seguir escribiendo la continuación del post 'MOSAICO DE VIAJES'. La semana pasada expresé las sensaciones que experimenté (cuánta letra 'x' en la misma frase, por cierto) cuando estuve tanto en Venecia como en Nueva York. Hoy hablaré sólo de una ciudad: Roma.

Describir Roma es complicado sin que suene a tópico pero, claro, es un lugar tan visitado, tan recreado por artistas de diversa índole y tan sumamente idolatrado que es imposible no decirle calificativos y piropos que no se hayan oído antes. Bueno, pues voy a empezar. He estado dos veces: una en 1994, es decir, cuando tenía 13 años, y la otra el año pasado (sí, con 28 años). Lo que sentí al andar por sus calles, evidentemente, no fue igual en un momento que en otro. Cuando era una niña iba con mis padres, mis tíos de Pescara y mis hermanos, era julio, hacía calor... y aunque a esa edad ya me gustaba viajar y descubrir cosas nuevas, gente, cultura... lo que más me obsesionaba era ver de cerca el Coliseo, porque lo había visto en las películas y en los libros. Recuerdo que lo que más me impresionó fue el monumento a Victor Manuel, lo grande que era la piazza San Pedro, lo divertido que era tirar una moneda en la Fontana di Trevi mientras pedías un deseo y lo buenísimos que estaban los helados.

Quince años después, regresé con mi novio (ahora marido) y lo que más me obsesionaba era volver a ver todo aquello que me sorprendió y mostrárselo a él ya que era uno de los pocos sitios en los que yo había estado y él no. Pero esta vez, mis recuerdos han sido más complejos porque supongo que por la edad y por tenerlo más reciente destacaría mil cosas: los dos monumentos citados anteriormente, lo increíble que resulta encontrarse tanta historia a cada paso que das; una historia que se refleja en sus edificios, en las plazas, en los suelos, en las fachadas, en las ruinas, en las fuentes... También me gustó el castillo San Angelo -al que no pude entrar la vez primera- subir a la cúpula de San Pedro a pesar de los muchos escalones que hay que ir superando hasta llegar a ella, el encanto del Trastevere, la belleza de la piazza Navona, lo enorme que es la piazza del Popolo, las ganas de emular a Audrey Hepburn y Gregory Peck introduciendo la mano en La Boca della Verità, descubrir deliciosos restoranti, hacerme una foto con unos gladiadores ficticios algo entraditos en carnes, y sobre todo... escuchar el idioma italiano, una lengua que me encanta, que a raíz del viaje comencé a estudiarla y que ya voy a empezar el segundo curso. Bravo!

PD: ¡Hoy sí he conseguido ser breve! (lo que hace el cansancio... Son las 00:26h).

2 comentarios:

  1. Me encanta tu liiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiink!!!

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  2. Jeje. Gracias! Mira que me gustó la boca della verità! Otro día quiero hacer un post sobre Pescara.

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